Un joven (Matías) cultivaba plantas de marihuana para consumo personal, lo hacía, según él, para no comprarle a los narcotraficantes. No estaba escondido sino que su actuar era tan público que escribía en una revista dedicada al tema, fundo una organización pro el libre cultivo de la marihuana y apareció explicando todo esto en televisión. Este joven fue arrestado en un operativo policial gracias a la "inteligencia" de un policía vecino. Este joven se halla preso en una cárcel común de la comisaria Nº2 de Villa Tesei por el delito de “siembra, cultivo y guarda de semillas para producir estupefacientes”.Sin entrar a debatir la pertinencia actual de esta ley, el actuar de la policía y si hay que despenalizar el consumo de marihuana, temas que bien podrían debatirse, nuevamente nos llama la atención el juicio de valores de la jueza interviniente en este caso. Esta jueza (Mónica López Osornio), decidió que Matías debía continuar preso pese al pedido de excarcelación de su defensa. Lo llamativo es que esta misma jueza le otorgó el beneficio de cumplir la prisión preventiva en su casa al sacerdote Julio César Grassi, acusado y luego condenado por abuso de menores. Nuevamente un tema como el abuso de menores parece ser un tema menor para los jueces frente a otros delitos, como ser en este caso, cultivar unas plantas de marihuana en la casa.
Por eso volvemos a repetir... extraña escala de valores, lamentablemente, tienen algunos jueces.
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